lunes, 31 de agosto de 2015

"Despedida en Paris". Dramaturgia y dirección de Raul Brambilla.
Duelo interpretativo de lujo entre estas dos actrices con mayúsculas Fernanda Mistral y Stella Matute. Se sacan chispas en este encuentro entre otras dos grandes de la escena mundial Sarah Bernhardt y Eleonora Duse.
Texto exquisito, incisivo de Brambilla.
Esta vez no digo que hay que podarla, por el contrario, me quede con ganas de mas.
No podía ser mejor elegida la ambientación en la pequeña sala del Teatro La Comedia. Hallazgo perfecto. Imperdible Felicitaciones a todos.
Rocco Gioia
("A bambalinas con Rita")



La Comedia Teatro.
Rodríguez Peña1062.
Viernes y sabados 21:15hs. Domingos 19Hs.

martes, 4 de agosto de 2015

Opinión de Fernando Alegre



El viernes pasado fui a ver "Despedida en París"... Me reí, me emocioné, gocé de dos magistrales actuaciones. Stella Matute y Fernanda Mistral detonan el espacio de la sala teatral y en la reconstrucción del mismo nos transportan en el tiempo.
Con poquísimos elementos escenográficos, con un vestuario sublime y un texto delicioso -DE LI CIO SO- de Raúl Brambilla. Un texto plagado de elementos metafísicos, tan enorme, tan sutil...
Me encontré allí en la obra tantas veces, encontré tantos motivos para compartir y comprender tantos años de pasión.
Stella (La Duse) y Fernanda (La Bernhardt) manejan los ritmos y las intensidades sensoriales de forma brillante, le ponen carne, alma, esqueleto y sangre a las más variadas sutilezas de la voz, del cuerpo y del gesto. Son salvajemente frágiles.
Una obra trascendental, sin lugar a dudas.
- Imperdible para estudiantes de actuación.
- Imperdible para estudiantes de dirección.


viernes, 17 de julio de 2015

CRÍTICA DE DANIEL GAGUINE - Enemigas ítimas


CRÍTICA DE DANIEL GAGUINE
Enemigas íntimas

http://elcaleidoscopiodelucy.blogspot.com.ar/2015/07/despedida-en-paris-teatro.html



Dos mujeres enfrentadas. Rivales que se admiran y no lo admiten. Egos encontrados y opuestos. Son nada más y nada menos que Sarah Bernhardt y Eleonora Duse en un encuentro ocurrido –dicen- en el verano de 1897. En ese momento, Sarah Bernhardt regenteaba el Teatro Rennaisance en París.
Será en ese verano que la compañía de Eleonora Dusse llega a la capital francesa ciudad, donde se presentará en el teatro de Bernhardt en diez funciones con distintas obras.
Raúl Brambilla tomó crónicas de la época para crear un supuesto diálogo entre las dos divas, minutos antes que Eleonora tome el tren para volver a Italia, tras su periplo parisino. El texto que pergeñó es atrapante de principio a fín.
Más allá de las discusiones propias de dos estrellas por mérito propio, se extiende hacia otras latitudes que incluyen a la crítica. Ellas hablan y se dicen lo que se tienen que decir desde los lugares que les corresponde a cada una. La consagrada y la que viene con la furia arrolladora de la juventud. La que estableció un manual de la actuación y la que quiere renovar lo establecido. Plantea la división de las formas de actuar con debate incluido al respecto. Inclusive, podrían ser dos caras de la misma moneda. Diferencias generacionales y de formas de ver la vida. La concepción de la misma.
Egos y fantasmas ocultos que va más allá de las cuestiones actorales.
Será, no obstante será en la sutileza que se oculta detrás de lo dicho, donde radica otra de las tantas riquezas de la obra. Dos paradigmas en pugna que, inclusive, dialogaran de manera sutil con el presente. Renovación, arrojo y cambio o respeto/devoción/miedo a lo establecido.
Otro punto a destacar es el espacio. La sala elegida dentro del Teatro de la Comedia es exacta ya que, por su arquitectura, cuadra perfectamente con lo requerido por la puesta. Las dimensiones pequeñas del espacio brindan un ambiente de intimidad a lo que acontece. Será la ubicación del espectador un factor importante para captar la propuesta de la obra, porque dependiendo del lado en que se siente uno, habrá una resignificación respecto al plano que se ve. Los espejos permiten incluso ver y resignificar cada una de las perspectivas. Los guiños, los gestos y aquello que permitan un acercamiento mayor a cada uno de los personajes.
La escenografía y el vestuario dibujan la época de manera exacta pero sin caer en exageraciones. Uno está en la época, con las actrices, de fines del siglo XIX.
Para que la dicotomía de los paradigmas en pugna sea llevada con éxito, que mejor que contar con dos actrices de la categoría de Fernanda Mistral y Stella Matute. Ambas desarrollan una tarea excelente que va desde la visceralidad de las palabras y la sutileza de los gestos hasta las voces que se elevan y las tensiones contenidas.
En un duelo donde las espadas son las palabras y las ideas, “Despedida en París” es de esas puestas que merecen ser vista más de una vez por su calidad y la riqueza de su propuesta.

CRÍTICA DE OLGA COSENTINO - Juego de Reinas

CRÍTICA DE OLGA COSENTINO
http://olga-cosentino.blogspot.com.ar/2015/07/juego-de-reinas-bernhardtduse.html



Juego de reinas: 
Bernhardt/Duse - Mistral/Matute 
Reseña de Despedida en Paris 



El teatro ha sido siempre uno de los temas recurrentes del teatro. Sobran los ejemplos, incluyendo paradigmas del canon, como la emblemática escena de Hamlet, pasando por El gran teatro del mundo o La vida es sueño, de Calderón, o tantas obras de Lope, de Beckett, de Genet o de autores contemporáneos, argentinos y universales. En este caso, lo metateatral de Despedida en Paris no utiliza exactamente el recurso del “teatro dentro del teatro” sino que invita a acercarse a la intimidad del oficio –y a las de sus oficiantes-- a través de la subjetividad de dos divas de existencia real en la escena europea decimonónica: la italiana Eleonora Duse y la francesa Sarah Bernhardt. Aunque no hay documento histórico que lo acredite, pudieron haberse encontrado, en la estación de trenes de Paris donde ambas coinciden según la ficción, o en cualquier otra locación. Pero es precisamente esa incierta probabilidad, contrafáctica pero factible a la vez, lo que permite a la trama trascender los límites estrictos de lo biográfico para alcanzar la misteriosa complejidad de lo azaroso y su consecuencia: la rica semblanza poética de ambas mujeres. Porque en la estación de tren parisina donde la Duse espera partir, luego de una temporada exitosa en el Théâtre de la Renaissance (que la gran Sarah regentea), tiene lugar un diálogo que perfectamente pudo haber ocurrido entre aquellas dos rivales exquisitas, y a través del cual cada una va revelando sus talentos y vulnerabilidades, su vanidad y su glamour, sus heridas y sus fortalezas, sus amores y sus soledades. El texto de Raúl Brambilla revela una investigación rigurosa sobre la vida y personalidad de esas dos figuras míticas que rivalizaron en talento dramático y en la aspiración a ser consideradas, por el público y la crítica, como la más extraordinaria actriz de la época. Pero ni la impecable arquitectura argumental, ni las inteligentes réplicas, a veces cargadas de ácido humor, a veces de desgarrante sinceridad, ni el ajustado tratamiento lumínico de la puesta, ni la expresividad del vestuario y el maquillaje, ni el adecuadísimo marco que ofrece la sala pequeña del Teatro de la Comedia habrían tenido el lucimiento que celebraron los aplausos de pie de toda la platea si la obra no hubiese contado con las soberbias interpretaciones de Fernanda Mistral en el papel de Sarah y de Stella Matute en el de Eleonora. Cuesta imaginar, después de asistir a la representación, que la dirección (también a cargo del autor) hubiese podido obtener igual resultado con otro elenco. La altanera elegancia de la Bernhardt, con la que arremetió contra su origen (su madre era una cortesana y su padre, desconocido) y contra su renguera y posterior amputación de una pierna, encuentra una síntesis en el porte de la intérprete y termina por ser una segunda piel sobre el cuerpo, la gestualidad y los tonos de la Mistral. Y frente a ella, la imagen de la italiana compite en sordo y refinado duelo. Una década más joven y dueña de una seguridad en sus dotes histriónicas (había nacido en el seno de una familia de actores), la Duse revive en la inspirada Matute quien, como su criatura de ficción, aparece con un vestuario más sobrio y sin maquillaje (cuentan las crónicas que así hacía aparecer a voluntad el rubor de las mejillas, para comunicar ciertas emociones). Dos actuaciones absolutamente memorables para hablar del oficio teatral, de los estilos de actuación, de la época, del éxito y de sus dos condiciones: la embriaguez y la fragilidad.

viernes, 3 de julio de 2015

Opiniones II



"Le mot juste" es "delicia". Despedida en París es una obra deliciosa, con una delicia de texto de Raúl Brambilla, quién dirige este bombón delicioso en una de las salitas del Teatro de La Comedia. Stella Matute no solo es una delicia de mujer, sino un delicia de actriz que hace deliciosamente a su Eleonora Duse. Fernanda Mistral muestra su garra cuando se quiebra en su dolor de una Sarah Bernhardt ya vieja. Estoy encantado de haber ido a verla, hecho que probablemente repetiré pronto, porque es de esas obras que te deja liviana el alma y dulce el corazón. No se la pierdan. (Jorge Schussheim)

¿Te gusta el teatro? Entonces no te pierdas "DESPEDIDA EN PARIS" Un encuentro entre Sarah Bernhardt y Eleonora Duse. Una comedia escrita por Raul Brambilla y protagonizada por Fernanda Mistral y Stella Matute. Brillantes actuaciones para un texto sin desperdicios. ¡Qué gratificante es ver buen teatro! (Hernán Pairetti)

Ayer noche fui a ver Despedida en París...ni bien entré en la sala se me nublaron los ojos por la emoción...Tal vez por situaciones pasadas de la vida... Pude ver a Eleonra y Sara en la piel de Stella Matute y Fernanda Mistral... Geniales, pude reir, sonreir y terminar llorando... Gracias por esta experiencia y el haberme permitido soltar nostalgias, como dije antes por cosas de la vida... un abrazo especial para Stella Matute que fue la que me condujo a esta ceremonia... (Carlos Sanchez)

Hermosa propuesta de nuestra amiga Stella Matute (quien ya nos ha sorprendido con sus actuaciones en el Palacio Cangallo, colaborando en actividades solidarias), acompañada de Fernanda Mistral en el Teatro La Comedia. La obra se basa en crónicas de la época e imagina libremente un supuesto diálogo entre Sarah Bernhardt y Eleonora Duse en el momento en que esta ultima está a punto de dejar París para volver a Italia. Conversaciones intimas despliegan recuerdos, sus hombres, el amor, los egos, la lucha por dos visiones encontradas del teatro, fuertes personalidades en busca de si mismas. Elegantes en el uso de las ironías y las palabras; un vestuario de época impecable. La sala nos remonta a finales del siglo XIX, ya que era parte , aparentemente, de un convento.
¡ ¡ ¡ Simplemente Gracias ! ! ! (Miguel Angel Martínez)

Acabo de ver una obra de teatro, y todavía la llevo puesta. Nunca vi algo tan bien escrito, tan bien actuado y tan bien dirigido TODO JUNTO. "Despedida en París", de Raúl Brambilla, con Fernanda Mistral encarnando a Sarah Bernhardt y Stella Matute encarnando a Eleonora Duse (perdón por la repetición del gerundio, pero es inevitable). Dirigió Raúl Brambilla. Quiero que ningún amigo o amiga mía deje de verla. Teatro de la Comedia. (Ivonne Fournery)

lunes, 22 de junio de 2015

Opinión de Mario Gallina



Vi "Despedida en París" y me cuesta encontrar otro adjetivo como no sea el de exquisita, para definir esta obra. Lamento no poder ser original, pues todos la califican así y asumo mi incapacidad para hallar otra palabra. Y además... me resisto: ¡ES UNA OBRA EXQUISITA!
El libro, lleno de ironía, humor, dolor y guiños teatrales; la cuidada y exacta ambientación; la dirección que -albricias- "se ve" (¿han notado que últimamente se encuentra poco en teatro eso que se llamaba "dirección"?).
Y las actuaciones de Fernanda Mistral, en el que me animaría a señalar que es su mejor trabajo para la escena (y eso que le vi muchos: "Rinoceronte" de Ionesco; "Después de la caída" y "Las brujas de Salem" de Miller; "Sucedió en la oscuridad" de Shaffer y tantos, tantos más). Y Stella Matute, en otro plano, como lo requiere su Duse, concluyendo en un justo y exacto "pendant" con su compañera.
Con las mismas ganas con que se quiere volver a ver a ese amor tan querido o a ese amigo entrañable, yo tengo muchas ganas de volver a disfrutar "Despedida en París".
Y estoy seguro de que una segunda vez no será suficiente.

viernes, 19 de junio de 2015

Crítica de Susana Freire - Diario La Nación

Despedida en París / Intérpretes: Fernanda Mistral y Stella Matute / Vestuario y ambientación: Cecilia Carini / Peinado y maquillaje: Alberto Moccia / Dirección: Raúl Brambilla / Teatro: La Comedia, Rodríguez Peña 1062 / Funciones: viernes y sábados, a las 21.15, y domingos, a las 19 / Duración: 70 minutos / Nuestra opinión: muy buena. 

http://www.lanacion.com.ar/1802915-el-encuentro-entre-la-duse-y-la-bernhardt



Dos actrices, dos personalidades, dos egos, al fin de cuentas, dos mujeres. Así se podría sintetizar este encuentro entre Sarah Bernhardt y Eleonora Duse, que Raúl Brambilla elaboró con visos de realidad.

Es fácil presumir que alguna vez se encontraron, lo difícil es verificar lo que hablaron en ese posible encuentro, sobre todo cuando se enfrentan dos temperamentos tan fuertes, sostenidos por la categoría de primera actriz de trayectoria internacional que ostentaban cada una de estas dos joyas del teatro. Quizá sean figuras que están muy lejanas en la memoria del público argentino, pero cabe destacar que ambas estuvieron en Buenos Aires. La Duse, en 1885 y 1907, y la Bernhardt, en 1886, 1892 y 1905.

No sólo se enfrentaban en el arte, sino también en la vida al disputarse la preferencia y la atención del público, de los críticos y de los grandes dramaturgos, fundamentalmente Gabriele d'Annunzio, con quien llegaron ambas a relacionarse sentimentalmente.

La rivalidad se vio acentuada por el estilo que cada una imprimía a su actuación. La francesa recurría a una interpretación grandilocuente, propia de la tragedia clásica, mientras que la italiana buscaba más una actuación natural que le permitiera exponer emociones verosímiles.

En fin, no faltaron argumentos para suponer que un diálogo entre ellas iba a producir chispazos de creatividad e ingenio.

Esto es lo que elaboró el autor al poner en boca de las actrices la ironía, el sarcasmo, la hipocresía de una rivalidad mal disimulada que las iba a obligar a encarar las carencias y debilidades propias de un ser humano. Es en este reconocimiento donde estas dos mujeres se van a unir, permitiéndose cada una gestos de solidaridad y compasión frente a las desdichas de la otra, quienes, finalmente, no pudiendo superar su destino lo asumieron con algo de estoicismo y mucho de dolor.

Sin lugar a dudas, para encarnar a estas dos mujeres era necesario contar con dos potentes actrices y es en Fernanda Mistral y Stella Matute donde la Bernhardt y la Duse encuentran sus mejores representantes. Con eficiencia y solidez, cada una de ellas logra, bajo la sutil dirección de Brambilla, crear el perfil idóneo de su personaje, de tal manera que es fácil suponer que, de haber existido un diálogo entre ellas, tiene que haber sido de la forma en que se presenta en la sala más pequeña de La Comedia.

Y hablando de este espacio, cabe decir que es el marco ideal para esta representación porque el diseño y el estilo propios del salón recrean a la perfección el ambiente de una habitación distinguida de un hotel parisiense de fines del siglo XIX, lo que acentúa el realismo de la pieza, subrayado por un apropiado vestuario..

Critica de Luis Mazas - Revista Veintitres

REVISTA VEINTITRÉS
EL TREN PARTE PARA NO VOLVER
(Por L.M.)


Dos reinas del teatro de finales del XIX en la sala de espera ferroviaria de la Ciudad Luz. Una aguarda que la otra aborde el tren. "La Divina" Sarah Bernhardt (1844-1923) en realidad va a cerciorarse de que Eleonora Duse (1858-1924) abandona el territorio de triunfos mayores. Un siglo después, Raúl Brambilla ficciona lo que pudo acontecer en el cruce sin testigos, que fue real, entre ambas potencias "universales" de la vanidad. El resultado, "Despedida en París", propone una dramaturgia deliciosa, confesional y picante. Y la certera pintura de toda una época y una estética, tras el doble juego de caracteres contrastados. Humanizadas por un diálogo revelador, ellas ignoran que se exponen a la actitud voyeur del espectador de un siglo después. En un ámbito apropiado de sugestión decadente, Brambilla conduce a sus intérpretes hacia los volubles personajes en el tono y las actitudes mejores. Fernanda Mistral da una creación estupenda de la Bernhardt, toda elegancia y empaque, mientras define el revés de un carácter difícil y voluntarioso. Stella Matute encuentra el espacio franco para la contraparte exacta. Una Duse más sincera, clara y terrenal.
Calificación: MUY BUENA.

Crítica de Osvaldo Sabino - Desde la fila tres

Hace mucho tiempo que esperaba ver una obra tan memorable como "Despedida en París". Teatro del más alto nivel en el que todo se une para desplegar, brillantemente, la exquisitez del texto de Raúl Brambilla. Él mismo ha tenido a su cargo la dirección, y lo ha hecho con una mano experta y un ojo meticuloso que ha cuidado cada detalle para realzar la belleza de su trabajo. Para redondear su "Despedida en París", Brambilla no podía haber estado mejor acompañado que por estas dos primerísimas damas de la escena nacional, como son Stella Matute y Fernanda Mistral.
Una vez más, ambas entregan todo su arte para transformarse, durante una hora, en Eleonora Duse y Sara Bernhardt. Las dos logran un inusual doble duelo de actuación, el de ellas mismas y el de las dos artistas inmortales a las que dan vida en la escena.
Un trabajo riesgoso al que sólo dos profesionales verdaderas pueden animarse y salir victoriosas para terminar ovacionadas por lograr transportarnos en el tiempo y hacernos sentir que estamos frente a esas incomparables divas que vivirán eternamente en la memoria.
Imposible obviar la exquisitez de sala elegida, que nos transporta a un sitio similar al que puede haber sido aquel donde sucedió este supuesto encuentro entre la Duse y la Bernhardt.
La ambientación de Cecilia Carini demuestra, ampliamente, cómo con unos pocos elementos, se puede lograr ubicarnos a un mundo que hoy, la mayoría desconoce.
También merece ser destacado el muy apropiado y puramente romántico diseño de iluminación de Cristián Páez.
Espero que una gran audiencia disfrute de "Despedida en París", y que muchos hacedores de la escena contemporánea vean esta puesta que es un impecable ejemplo de lo que debe ser el teatro. 
Pueden verla en el Teatro La comedia - Rodríguez Peña 1062 - CABA, los Viernes y Sábados a las 21.15 hs. y los domingos a las 19.00 hs.


lunes, 15 de junio de 2015

Crítica de Alberto Catena para Revista Cabal

Despedida en Paris. Escrita y dirigida por Raúl Brambilla. Intérpretes: Fernando Mistral y Stella Matute. Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Viernes y sábados a las 21,15 horas. Domingos a las 19 horas. 


Finales del año 1897, en una sala de espera de la gare de París destinada a personalidades muy distinguidas, una esbelta mujer está esperando la llegada de un tren. De pronto, otra figura muy elegante, ingresa en ese lugar y la saluda, diciéndole en un suave tono de reproche si se pensaba ir sin saludarla. Son: Eleonora Duse, la mujer que espera, y Sarah Berhardt, la que irrumpe.
Una tiene por ese entonces 39 años, la segunda 59. El diálogo que comienza allí es una ficción, pero muchos de las cosas que se cuentan en él están sólidamente documentados en una investigación de época.
Efectivamente, en ese año, pero en mayo, Eleonora Duse, la extraordinaria intérprete italiana, había llegado a París para realizar una serie de funciones en el teatro de la Renaissance, que pertenecía a Sara Bernhardt.
Durante muchas semanas, la Duse actuó en diversos papeles logrando un éxito de taquilla indiscutido. Según dicen los diarios de la época, muy pronto la valoración de cuánta era la grandeza de cada una de ellas como intérprete entró en competencia y las opiniones se dividieron entre el público y los propios comentaristas teatrales. Las crónicas de la época dejan entrever esa polémica en los diarios de la época.
Con mucha sagacidad y con un material que se nutre en una investigación de lo sucedido en esos años, el autor cordobés Raúl Brambilla crea con toda libertad la ficción de un encuentro entre ellas en una estación de París y, en el tiempo que dura la llegada del tren, le saca un partido extraordinario, porque con absoluta sutileza y precisión en el diálogo va mostrando las aristas de esa rivalidad –con mucha probabilidad auténtica, pero vaya saber hasta qué punto-, en los reproches apenas insinuados o abiertos que se hacen, en las ironías y hasta maldades que se gastan.
Pero lo destacado del texto de Brambilla es que, en una operación dramática progresiva y casi imperceptible, va descendiendo del brillo verbal que provoca esa esgrima ingeniosa y de la apariencia entre altanera y dueñas de sí mismas que ambas irradian, aunque con rasgos más acentuados en el caso de la Bernhardt, hasta el mundo más atormentado y vulnerable de sus vidas afectivas, un lugar de intemperie que comparten pero no siempre confiesan. Eleonora mantiene una relación desigual con Gabrielle D’Annunzio –un gran autor, pero al parecer también un villano de cuarta, lleno de taras y miserabilidades- y Sara es una mujer que ha perdido a todos sus grandes amores y está a las 59 años prácticamente sola. En este punto, esas rivales coinciden: en que la gloria que han obtenido les ha dado satisfacciones artísticas y una notoriedad dorada, pero escaso amor.
Un recorrido por todo el libro de Brambilla podría procurar otros hallazgos muy pródigos en interés, en especial para las personas de teatro, aunque no sea una obra escrita pensando en este público: las diferencias entre los estilos de actuación, el papel de los críticos en aquellos tiempos –se menciona especialmente a Francisque Sarcey, cuya opinión era una suerte de oráculo, pero que por esa época parece que se dormía con frecuencia en su butaca-, los grandes títulos que se estrenaban por entonces como La dama de las camelias de Alejandro Dumas (en cuyo papel central de Margarita Gautier ambas divas brillaron aunque con interpretaciones distintas), o Tosca de Victorien Sardou, que tanto impresionó la sensibilidad de Giácomo Puccini y lo llevó a componer una de sus óperas más celebradas.
La estructura de esta obra se desenvuelve pues como un reloj y da posibilidad para que las actrices disfruten del trabajo y se luzcan. Una a través de una personalidad arrogante, aunque no siempre segura, que aguijonea una y otra vez; la otra más a la defensiva, pero capaz también de asestar algunos golpes certeros.
En este caso, el director contó con dos excelentes actrices que, a partir de dos composiciones exquisitas enriquecen, con gran inteligencia, emocionalidad y sentido del tiempo teatral, las distintas alternativas que les provee el texto.
Ellas son Fernando Mistral, como Sara, y Stella Matute, como Eleonora. Y un último detalle: el lugar elegido como ámbito para hacer la obra es realmente inmejorable.
(Alberto Catena)

miércoles, 10 de junio de 2015

DIVAS - Eleonora Duse y Sarah Bernhardt reviven / Crítica

TEATRO-DIVAS/ Eleonora Duse y Sarah Bernhardt reviven en el teatro La Comedia 
Por Héctor Puyo (Télam) 

Stella Matute y Fernanda Mistral muestran su potencia actoral en "Despedida en París", escrita y dirigida por Raúl Brambilla, en la que interpretan a las divas Eleonora Duse y Sarah Bernhardt, en el teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062, viernes y sábados a las 21.15 y domingos a las 20.






La acción se desarrolla en 1897 y reproduce un supuesto encuentro que habrían tenido cuando la italiana Duse (1858-1924) termina su exitosa temporada en el Teatro de la Rennaisance, de París, propiedad de la francesa Bernhardt (1844-1923) y está a punto de volver a Roma. La primera virtud de Brambilla es haber logrado un texto de rara tersura, que comienza como una comedia brillante, casi "boulevardier", en la que las diferencias de carácter saltan en cada frase y las réplicas parecen dardos, hasta un final lleno de tensión y máscaras que caen. No hay dudas de que debe haber habido una dura competencia entre las actrices, en su época endiosadas y conscientes de esa condición, reforzada por la diferencia de edades y porque Bernhardt jugaba lógicamente de local.
Por eso le debe haber caído muy mal el éxito de su colega, a la que se dice que la noche del debut molestó con insistencia con ruidos de su abanico desde un palco avant-scène, porque entre diversas cosas había otras competencias. Entre ellas el haber estado en brazos del vate protofascista Gabriele D'Annunzio, en paralelo o en forma sucesiva, y haber representado las mismas piezas clásicas con diferentes estilos, posiblemente antagónicos y referenciados en Konstantin Stanislavski -Duse- y en sí misma, Bernhardt. Brambilla autor es capaz de entretejer todo un mundo finisecular, con sus valores de transición entre lo cortesano y la vida republicana -la madre de Bernhardt había rozado la prostitución elegante y quería ese destino para su hija- y hasta bromea con citar los terribles temores a la crítica, entonces mucho más escuchada.
Es evidente que las simpatías del autor están del lado de Duse, más suave, a la defensiva, tal vez ingenua, con una postura que intenta eludir los embates egocéntricos de su antagonista, por lo que a Matute le resulta más cómodo exponer una criatura compradora que le sale muy natural.
Eso no quiere decir que la cosa sea fácil sino que Matute es una actriz formidable capaz de dar con el matiz adecuado en cada gesto, en cada inflexión de voz, con una naturalidad que pasma y un encanto que seduce claramente.
Frente a ella, la autorreferencial Bernhardt de Mistral es un trabajo de antología, con pasajes de distinción que remiten a una China Zorrilla en sus mejores momentos, que la actriz enarbola a base de talento e innegable oficio.
Con ese changüí Brambilla director redondea un clima de enorme comunicación con el espectador, beneficiado por la ambientación y el vestuario de Cecilia Carini, los peinados de Alberto Moccia y la iluminación de Cristian Páez, capaces de convencer de que se está en París en 1897.

(Héctor Puyo para Télam)

lunes, 1 de junio de 2015

Opinión de Laura Haimovici


El lugar es pequeño y exquisito: pisos de roble de eslavonia, paredes con boiserie, arcos de medio punto, sillas y sillones de estilo. Y uno lo atraviesa con cuidado para no alterar la disposición y el estado de las cosas, pero enseguida serán los personajes que habitan ese sitio transitoriamente quienes trastoquen, modifiquen y transformen al forastero que ha ido a dejarse encantar por las musas de Talía y Melpómene. 
La Duse y la Bernhardt, las dos grandes actrices del teatro europeo de fines del siglo XIX y comienzos del XX, se miran en el espejo que es la otra para cada una y pasan de un trato complaciente y de buenas maneras, a decirse todo aquello que su frater le provoca -envidia, celos, competencia- para terminar abrazadas, hermanadas en sus potencias alegres y tristes y con toda su fragilidad. 
La obra “Despedida en París” es como una brisa suave y engañosa que inesperadamente se convierte en viento huracanado para luego aplacarse y dejar que emerjan la sonrisa y múltiples reflexiones sobre la condicion humana en un público que aplaude con placer un trabajo bello y profundo de teatristas de larga data. Eleonora y Sarah están en la estación de tren de la capital francesa, a punto de separarse tras una función de la primera en el teatro de la segunda. 
Hay una misma profesión que encarnan de diferente manera, un hombre compartido, el público como medida amorosa o monstruosa de su valía y la sensación de que la carencia propia está en el lugar de lo que posee la otra. 
Ocurre en un tiempo lejano pero podría suceder hoy. Los sentimientos hostiles en una relación de divas podrían ser los que muchas veces se muestran amplificados en la televisión chismosa de nuestros días, pero con las palabras poderosas y delicadas de Raúl Brambilla (el autor y director) distan de ser vulgares y adquieren la fuerza y la universalidad que dos actrices completas como Stella Matute y Fernanda Mistral son capaces de darles. Ambas, aquí, en estado de gracia. 
(Laura Haimovici)

Despedida en París o el arte de quitar los velos - por Teresa Gatto

La obra que dirige Rául Brambilla y protagonizan Fernanda Mistral y Stella Matute, es una clase de teatro en la que el tiempo fluye y los personajes se aquerencian en nosotros para no soltarnos jamás. 

Por Teresa Gatto 



 “Finalmente, el viaje hacia los orígenes 
 es más importante que los orígenes mismos”
Julia Kristeva

¿Importa si el encuentro entre Sarah Bernhardt y Eleonora Duse fue real? No, definitivamente, no. Lo que importa es lo que ambas actrices, Fernanda Mistral como Sarah y Stella Matute en la piel de Eleonora entregan en el escenario.
El texto es de una poesía mayúscula, toda vez que recreará una conversación, ácida, humorística y cargada de significantes que se desvían y a la vez de una dramaticidad poderosa.
Eleonora parte de París luego de haber colmado durante diez funciones el Théâtre de la Renaissance en el 20 Boulevard San Martin. Este emblema de la escena había sido creado por Víctor Hugo y en ese momento se hallaba regenteado por la gran Sarah Bernhardt. Eleonora aguarda su tren, no refleja la felicidad de quien ha triunfado, no todos son aplausos, por ello, la llegada de Sarah, tan elegante, tan glamorosa, tan cuidadosamente acicalada, como el Julián Sorel de Stendhal que luego de verse por última vez al espejo, sabía que estaba listo para triunfar, crea ya una tensión. ¿Viene a despedirla? ¿A felicitarla? ¿A restregarle éxitos propios desconociendo los de la Duse? No importa el qué, importa el cómo estas dos actrices fenomenales rinden culto al texto y a la dirección de Raúl Brambilla y deconstruyen su presente y su pasado en una gradación de mayor a menor en términos de dejar los pedestales y hacer pie en tierra, que además propone el in crescendo dramático propio de la confesión, del recuerdo, de la verdad de esos personajes.
La charla entre ellas es una fina clase de esgrima verbal en la que las vanidades de Sarah ds desmontan una a una contra las concisas réplicas de Eleonora. Así, éxito, amores, origen y teoría del teatro son una clase de actuación a cargo de ambas actrices que desde arriba y, aparentemente desde abajo, se van igualando hasta ser sólo eso: dos enormes actrices con el corazón partido y casi nada ya para esconder. El ritmo es vertiginoso y no pierde poesía nunca, porque ambas, están hablando del teatro como subtexto. El espectador puede irse satisfecho creyendo que asistió a un encuentro histórico (ficcional o no) y también puede pensar en esa tremenda explosión de sentidos que es el teatro, en esa ceremonia sagrada que, trágica, cómica, épica o sencillamente dramática en toda su dimensión es una proliferación de sentidos, toda vez que hay siempre un objetivo que se instala más allá del contar, del re-presentar y que cuando está logrado, se propone y nos propone el desafío de pensar en esa máquina, en ese engranaje de signos que es el teatro. Perfectos trabajos de ambientación y vestuario de Cecilia Carini, un diseño de luces sumamente adecuado de Cristián Páez y el resto de los signos de la escena, redundan en una puesta que Brambilla entrega como si fuera fácil. Como si el camino anterior no hubiera existido porque no hay un solo hilo que se vea en la escena. No son marionetas, son divas de ayer. En este caso, el ser de los personajes que encarnan Mistral y Matute, no pueden menos que dejarnos pensando en cómo desde una mesa de lectura a un estreno, el arduo camino de la creación se puebla de voces ajenas que se hacen propias para que nada, absolutamente nada de lo que ocurre fuera del recinto sagrado, nos ocupe ni un pestañeo. Ellas, Sara o Fernanda, Stella o Eleonora, hacen de la luz, de sus ropajes y de unos pocos trastos de viaje, una ceremonia que habla de las mujeres, del pasado, del futuro y por supuesto, del Teatro.

Link: http://puestaenescena.com.ar/teatro/2182_despedida-en-paris-o-el-arte-de-quitar-los-velos.php

FUI A VER... por Ruben Sibilia

Al teatro La Comedia, "DESPEDIDA EN PARIS" 
obra teatral escrita y dirigida por RAÚL BRAMBILLA, con las deliciosas actuaciones de FERNANDA MISTRAL y STELLA MATUTE.

En 1897, Sarah Bernhardt regenteaba el Teatro Rennaisance en París. Durante el verano de ese año, la compañía de Eleonora Dusse llega a la ciudad –y particularmente a ese teatro- con el fin de llevar a cabo una serie de diez presentaciones de distintas obras. Las entradas para todas las funciones se agotaron rápidamente y en los circuitos intelectuales y artísticos se instaló una especie de competencia entre las dos divas. Lo que sucedió durante ese período sería objeto de discusión durante décadas entre los amantes del teatro: chismes, debates, suposiciones, bromas, todo pudo tener lugar en los círculos iniciados. Esta pieza se basa en crónicas de la época e imagina libremente un supuesto diálogo entre Bernhardt y Duse en el momento en que Eleonora está a punto de dejar París para volver a Italia.

Tan solo con ingresar a la sala 3 del teatro La Comedia, uno siente que se transporta a un salón de las magníficas mansiones parisinas del siglo XIX, el marco ideal para representar este ¿imaginario? encuentro entre Sara y Eleonora. Mientras ingresa el público, la espera está teñida con una placentera selección musical que va sumergiendo a los espectadores en el clima correcto para disfrutar de una maravillosa conversación entre las dos grandes divas teatrales europeas. Las luces van desapareciendo para dar comienzo al espectáculo y cuando vuelven a subir, mágicamente uno se olvida por completo que está en un teatro de Buenos Aires… 
Aparece en escena Eleonora Dusse (STELLA MATUTE) se la ve una mujer tímida, retraída y con aspecto nostálgico esperando que llegue la hora de su partida de Paris, al cabo de unos segundos ingresa Sarah Bernhardt (FERNANDA MISTRAL) majestuosa, imponente, señorial que no disimula sus aires de diva. Justamente Sara viene a despedir, como buena anfitriona, a Eleonora antes que su tren parta hacia Italia. 
Así, las dos muy opuestas en sus caracteres, van manteniendo una conversación llena de halagos que se van convirtiendo en reproches indirectos (directos) con la más exacta amabilidad y discreción posible, pero que finalmente las deja ver como dos seres absolutamente humanos. 
Es una pieza magistral, una sola situación que se transforma en un duelo de gigantes. No pudo ser más exacto el casting al momento de elegir a las actrices porque en el escenario se las ve a SARA y a ELEONORA sin ninguna duda, las actuaciones son precisas, deliciosas con las entonaciones justas para cada diálogo que pasa de la comedia a la emoción constantemente y lo dejan a uno con ganas de ver más. 
Qué lindo ver la vuelta de FERNANDA MISTRAL al teatro y justamente con tan preciosa obra teatral. Qué lindo ver a STELLA MATUTE nuevamente en el teatro con su brillante actuación de la cual nos tiene acostumbrados. Se nota una dirección muy puntillosa a cargo de RAUL BRAMBILLA no solo en las actuaciones sino en cada uno de los detalles de la puesta en escena y ni hablar del texto, escrito con una gran responsabilidad histórica y de investigación ya que uno aprende pasajes de las vidas de estas divas en esta charla intima. 
No puedo dejar de elogiar y destacar el maravilloso vestuario a cargo de CECILIA CARINI como los peinados y maquillajes de ALBERTO MOCCIA que cierran perfectamente este cuadro de época que se desarrolla delante del espectador. Es una obra que ni los amantes del teatro ni el espectador casual pueden dejar de ver. Es para verla más de una vez y para salir del teatro empachado de gran teatro. Felicitaciones a todo el equipo. 
ALTAMENTE RECOMENDABLE.

Ruben Sibilia - "Fui a ver..."

Viernes y Sábados 21.15 hs.
Domingos 19 hs. 
TEATRO LA COMEDIA
Rodriguez Peña 1062 - 

Tel.:4812-4228

martes, 26 de mayo de 2015

Comentario de Carlos Abeijón


"Un intenso, divertido y sagaz encuentro entre dos grandes de la escena universal. Buen texto y meticulosa puesta en escena. Gran duelo actoral entre dos actrices formidables: Fernanda Mistral y Stella Matute. Una experiencia escénica imperdible. Muy bueno."

 (Carlos Abeijón. El explorador cultural. 
AM Splendid - Jurado Premio ACE)

martes, 19 de mayo de 2015

Opiniones de nuestros espectadores

¡¡¡ Excelente espectáculo!!! ¡¡¡Felicitaciones para las actrices y el director/autor!!!
(Beatriz Seibel, investigadora teatral)

Ayer vi el espectáculo, continúo conviviendo con la emoción que me despertaron las actuaciones y el texto!!!Bravoooooooooo!!!
(Frida Kaplan, eutonista)

 
La disfrute muchísimo... Una verdadera cita en París de fines de 1800... Y dos grandes: Sarah y Eleonora... Buenísima la dramaturgia, la dirección, el vestuario... ¡¡¡todo!!! ¡Y compartir las actuaciones de Fernanda Mistral y Stella Matute! ¡¡¡Excelente !!!
(Alicia Naya, actriz)

Anoche vi despedida en Paris. Una maravilla. Una joyita donde brillan con luz propia Stella Matute, en una profunda y humana Eleeonora Duse y Fernanda Mistral, como esa Sarah Bernanardt atrapada en el arquetipo de la musa sempiterna. El hall de una estación de ferrocarril, inmortaliza el encuentro fugaz de dos mujeres, ambas producto de sus propias ilusiones de ser más allá de los destinos condenados a la invisibilidad a no ser... precisamente por el empeño en ser visibles.
(Cristina Escofet, dramaturga, directora teatral)

Todavía quedan  las imágenes y las palabras dichas, susurradas, con voz vibrante de Stella y Fernanda, Eleonora y Sarah,  en "Despedida en París". Nos llevan a los sentimientos y pensamientos que habitan dentro de todo artista. Gracias por una noche deliciosa. 
(Lidia Catalano, actriz, cantante)



"Ayer fui a ver "Despedida en París". Entar a la sala, absolutamente propicia para disfrutar del encuentro de los personajes, ya nos coloca en el clima que requiere la obra. Sólo dos inmensas actrices, como lo son Stella Matute y Fernanda Mistral, pueden transitar el mundo intenso, contradictorio, profundamente humano que habitaba a la Dusse y a la Bernhardth. El ambiente, las luces y hasta el saludo final son una delicia. ¡Ellas son una delicia! ¡Hay que verlas!"
(Miriam Martino, actriz, cantante)



"Cuenta el anecdotario que cuando Sir Lawrence Olivier y Dustin Hoffman se encontraron para rodar Maratón de la Muerte, en un alto de la filmación Hoffman le contó a su compañero que para construir el personaje de Ratso de la película Midnight Cowboy se había ido a convivir con los sin techo de Nueva York y había pasado hambre, frío y otras privaciones para experimentar el sufrimiento de su personaje y así poder comprenderlo en profundidad. Al terminar su lista de calamidades Olivier solo dijo: " y no probo con ACTUAR". Aquí se sintetizaban dos escuelas de interpretación: la inglesa de representación y la americana del "método" para vivir el personaje. Del mismo modo El dramaturgo Brambilla contrapone a Sara Bernhardt con Eleonora Duse. La primera es la Reina, de una clase social alta y de una línea afectada de actuación en la que la diva esta por delante del personaje. En cambio la segunda es la cortesana, que no tiene estudio y solo vive lo que siente en la situación de su personaje, desapareciendo por detrás de el. Lo extraordinario es que el director Brambilla eligió a dos actrices Fernanda Mistral y Stella Matute que no solo provienen de dos escuelas opuestas de actuación, sino que se ocuparon de poner de relieve lo que las diferencia. Mistral Bernhardt exhibe modales reales, ironía, sarcasmo y soberbia y Matute Duse la simpleza, sencillez, verdad y emoción. Y es cuando aflora ese sentimiento genuino que los dos personajes se encuentran y pueden relacionarse y conocerse desde su más profunda y conmovedora vulnerabilidad. El lugar elegido, la Sala pequeña del teatro La Comedia las cobija y contiene a la perfección con sus maderas, espejos, arañas de caireles (atmósfera parisina ). El vestuario las recorta en ese espacio con colores pasteles engamados con los baúles de cuero y los sillones de madera, esterilla y raso que completan el exquisito ámbito en que transcurre la acción. El espectáculo es una caja de marrón glace para degustar con una copa de Champagne Pommery!!"
(Edgardo Moreira, actor, docente teatral)

"Stella Matute y Fernanda Mistral son dos agrandes actrices, en los personajes de otras dos grandes actrices, y en ese juego de duplicación me emocioné hasta las lágrimas, pensando en aquellas lejanas, que pisaron los escenarios haciendo historia; en estas actrices argentinas, para mí queridas y admiradas y en mí misma… en lo que logra el teatro en nosotras, en lo que tal vez logremos en los otros..en lo que soñamos y lo que logramos y en la potencia de este encuentro y de otros muchos encuentros que ocurrieron y en otros tantos encuentros que nos debemos y en tantas historias que vivimos y actuamos y en las vidas y en los amores y en toda nuestra infinita y hermosa fragilidad." 
(Irina Alonso, actriz, docente teatral)


"Ayer fui a ver "Despedida en París". Una obra encantadora que nos habla de las pasiones, la vida y del teatro. Dos actrices talentosas y sensibles, que se entregan con pasión. Confrontan con gracia, hasta encenderse en un duelo magnífico, "un fuego fatuo". Una dirección inteligente y dinámica las conduce. Nos llevaron de la mano hasta el alma de sus personajes. Felicitaciones!! Ahora a recomendar."
(Alfredo Martín, actor, director, autor)


"Mi amiga/hermana/muchos mas Stella Matute brilla y rebrilla junto a otra enorme actriz, Fernanda Mistral, en DESPEDIDA EN PARIS, dirigida y escrita por Raul Brambilla ...Esta obra no solo me gusta, ¡SOY FAN!... la iría a ver una y otra vez ... Van de viernes a domingo en La Comedia!
(Francisco Pesqueira, actor, escritor, director)




"MARAVILLOSO ESPECTÁCULO.
Una filigrana, sutil e intenso, tierno y desgarrador. Con un exquisito humor y dos actrices que ponen todo. Un placer inmenso.
Felicitaciones a todo el equipo".
(Marcelo Bucossi, actor, docente teatral)


"El ruido de la gente, la estación, el vapor del tren, el fru-fru de las telas al caminar los maleteros yendo y viniendo. y ELLAS... dos gatas bellisimas, de delicadisimo pelaje, perdidas entre tantos que les acarician el lomo pero que de alguna manera solo pueden darle la atención de los aplausos. Ellas abandonadas al azar , ellas entre lo clasico y lo otro...entre la busqueda de la modernidad y ante todo.... del amor"
(Alejandro Mateo, Dramaturgo, director, escenógrafo, vestuarista)


"Recomiendo fervientemente se den una vuelta para disfrutar del hermoso trabajo de Stella Matute y Fernanda Mistral en «Despedida en París» . Dos enormes actrices que no saben actuar sin corazón."
(Gabriel Yamil, actor, cantante, docente)


"¡Laburazo! "Despedida en París" en La Comedia. Ellas inmensas, tiernas, leonas, divas, niñas, frágiles, gracia y talento."
(Ana Yovino, actriz, docente, directora)


"El o la que no la vio; vaya; la ambientación maravillosa, el vestuario increíblemente bello, el texto inolvidable y el trabajo de las actrices maravilloso, increíble, inolvidable, Excelente todo, no te lo pierdas."
(Perla Carella, espectadora. Compañera del eterno Carlos Carella)

"Ellas logran que una vea a Sarah y a Eleonora". 
(Raquel Irene Bilbao, espectadora)


"Yo la vi ayer y quede sorprendido, emocionado y lleno del mas puro teatro."
(Miguel Gutierrez, espectador)


"Anoche fuimos al pre estreno de esta obra, con Héctor y Alfredo (y allí me encontré con gente muy querida y admirada también). Todos los que me conocen saben cuánto quiero a Stella Matute, pero mi opinión va mucho más allá de eso. La obra es maravillosa, nos hizo reir, sentir, admirar a estas dos actrices (las actuales que la representan y las "históricas" en quiénes se basa) y a su director y autor. No dejen de verla, no se la pierdan. Creo que es la primera vez que me animo a un "Bravo"!!!"
(Margarita Beatriz Carballal, espectadora, tarotista)


"Sensible, bellisimo, exquisito trabajo... Anoche lo disfruté en la piel y el alma!!! Gracias, admirable y conmovedor!." 
(Josefina Tajes, artista plástica)

Crítica de RED TEATRAL

"El mundo de la actuación"... 



Presenciar el regreso a las tablas de la Sra. Fernanda Mistral fue un placer y para nada la talentosa Stella Matute desentona; por el contrario, ambas arman un espectáculo para el deleite del espectador en busca quizás de buenas actuaciones. Debo añadir que “Despedida en París” es una clase magistral de interpretación y también un encuentro intimo, con lo que por lo pronto uno ama, el teatro.
Sarah Bernhardt y Eleonora Duse, grandes nombres de las tablas, se cruzan en esta historia; que si bien está basada en crónicas de la época el dialogo que diagramó el director Raúl Brambilla, es imaginario. Decididamente debo felicitar a este último, porque su dramaturgia es inteligente, divertida y sobre todas las cosas profunda. Es aquí donde el teatro y la actuación se patentizan como el núcleo a desarrollar; Sarah poseedora de una presencia avasallante, egocéntrica y de una actuación más lineal se contrapone a la humildad y a las performances más internas y sentimentales de Eleonora.
Duse llega a París al teatro Rennaisance con su compañía para realizar diez presentaciones de diferentes obras, cabe aclarar que este espacio es regenteado por Bernhardt, quien no la ve con buenos ojos (más que nada porque la primera está pasando por su mejor momento y recibe las mejores críticas). A una de esas presentaciones asistirá Sarah, para después acudir a la sala de espera de la estación de tren para la “despedida”.
Este encuentro es el que marca la obra, que transcurrirá pasando por todos los tonos, desde la comedia hasta el drama.
A modo de viñeta, les comento que partes de la historia de estas dos actrices se conocerán en esa conversación y pasaremos a ser testigos de sus más íntimas confesiones.
El registro tanto de Fernanda como de Stella es magnífico, logrando los tonos y climas que cada situación presenta, esto es oficio y ambas están maravillosas. La conjunción inclusive de sus actuaciones arma el tono justo para la obra.
El espacio elegido, la Sala 3 del teatro “La Comedia”, es también el ideal, representa exactamente el ambiente, que según creo, el director buscaba.
Al mismo tiempo se logra mucho con la puesta mínima de Cecilia Carini, y uno se ve inmerso en esa conversación que no da respiro.
Cada palabra, cada frase es deliciosa y más de uno asentirá con la cabeza lo que se dice, pues temas fundamentales para la vida del actor serán develados.
“Despedida en París” es un ejercicio de actuación, para actores, arriba y abajo del escenario, pero esto tampoco es excluyente, ya que al estar bien aceitados los diálogos, se transforma en una comedia muy lograda para el espectador corriente.
Por las actuaciones, por el celebrado regreso de Fernanda y por una dramaturgia exquisita, recomiendo su visión.

GUSTAVO MARTÍN SCUDERI 

Ver el link:
www.redteatral.net
http://www.redteatral.net/noticias-despedida-en-paris--nuestra-critica--3159

lunes, 18 de mayo de 2015

Un recorrido fotográfico de Fernando Musante









La mirada de Edgardo Moreira sobre Despedida en París

Despedida en París - Fernanda Mistral - Stella Matute - Teatro La Comedia

Cuenta el anecdotario que cuando Sir Lawrence Olivier y Dustin Hoffman se encontraron para rodar Maratón de la Muerte, en un alto de la filmación Hoffman le contó a su compañero que para construir el personaje de Ratso de la película Midnight Cowboy se había ido a convivir con los sin techo de Nueva York y había pasado hambre, frío y otras privaciones para experimentar el sufrimiento de su personaje y así poder comprenderlo en profundidad. Al terminar su lista de calamidades Olivier solo dijo: " y no probo con ACTUAR".
Aquí se sintetizaban dos escuelas de interpretación: la inglesa de representación y la americana del "método" para vivir el personaje.
Del mismo modo El dramaturgo Brambilla contrapone a Sara Bernhardt con Eleonora Duse.
La primera es la Reina, de una clase social alta y de una línea afectada de actuación en la que la diva esta por delante del personaje. En cambio la segunda es la cortesana, que no tiene estudio y solo vive lo que siente en la situación de su personaje, desapareciendo por detrás de el.
Lo extraordinario es que el director Brambilla eligió a dos actrices Fernanda Mistral y Stella Matute que no solo provienen de dos escuelas opuestas de actuación, sino que se ocuparon de poner de relieve lo que las diferencia. Mistral Bernhardt exhibe modales reales, ironía, sarcasmo y soberbia y Matute Duse la simpleza, sencillez, verdad y emoción.
Y es cuando aflora ese sentimiento genuino que los dos personajes se encuentran y pueden relacionarse y conocerse desde su más profunda y conmovedora vulnerabilidad. El lugar elegido, la Sala pequeña del teatro La Comedia las cobija y contiene a la perfección con sus maderas, espejos, arañas de caireles (atmósfera parisina ).
El vestuario las recorta en ese espacio con colores pasteles engamados con los baúles de cuero y los sillones de madera, esterilla y raso que completan el exquisito ámbito en que transcurre la acción.
El espectáculo es una caja de marrón glace para degustar con una copa de Champagne Pommery!!


(Edgardo Moreira - Actor, docente teatral)

Crítica de Marcelo Olivieri

DESPEDIDA EN PARÍS: FERNANDA MISTRAL (SARAH BERNHARDT) Y STELLA MATUTE (ELEONORA DUSE). TEATRO LA COMEDIA.
Dos divas, dos actrices, desunidas y unidas por el teatro: Sarah Bernhardt y Eleonora Duse. Basada en crónicas de la época se construye un supuesto diálogo entre ambas actrices en el momento que Eleonora está a punto de dejar París. La obra se desarrolla en un gran ambiente de época donde las actrices y el público conviven en el mismo habitáculo.
[...]
La situación histórica sucede en 1897, cuando Sarah regenteaba el Teatro Rennaisance en París. Ese es el punto de partida para que ambas actrices nos introduzcan a ese submundo de bambalinas y secretos de egos y fama. Fernanda Mistral (en su regreso a las tablas) se mueve con seguridad y conmueve. Está estupenda. Stella Matute no se queda atrás y ratifica sus dotes de actriz experimentada. Difícil papel que cumple a la perfección. Aquí se traslada la ficción a la realidad. Dos actrices que logran entretener y por momentos nos hacen sonreír.
[...]
La dirección es de Raúl Brambilla y se ajusta a lo que se quiere dejar plasmado en el espectador.


(MARCELO OLIVERI - Periodista del espectáculo - Jurado A.C.E. 
Responsable del programa radial "Tres de Prensa")

Una opinión de Alejandro Mateo

"El ruido de la gente, la estación, el vapor del tren, el fru-fru de las telas al caminar los maleteros yendo y viniendo. y ELLAS... dos gatas bellisimas, de delicadisimo pelaje, perdidas entre tantos que les acarician el lomo pero que de alguna manera solo pueden darle la atención de los aplausos. Ellas abandonadas al azar , ellas entre lo clasico y lo otro...entre la busqueda de la modernidad y ante todo.... del amor"
(Alejandro Mateo, Dramaturgo, director, escenógrafo, vestuarista)



miércoles, 29 de abril de 2015

ESTRENO: 15 DE MAYO - 21.15


La comedia "DESPEDIDA EN PARÍS" -un encuentro entre Sarah Bernhardth y Eleonora Duse- , escrita y dirigida por Raúl Brambilla se estrenará el viernes 15 de mayo, a las 21.15 en el Teatro La Comedia, Rodriguez Peña 1032.
Está protagonizada por Fernanda Mistral (en el rol de Sarah) y Stella Matute (en el rol de Eleonora) y cuenta sobre dos maneras de ver la vida y el teatro; sobre dos mujeres que se disputan un reino.
Vestuario y ambientación: Cecilia Carini
Asistencia de dirección: Ailin Gutierrez

viernes, 17 de abril de 2015

Próximo Estreno: 9 de mayo - Teatro La Comedia

"Despedida en París". Encuentro entre Sarah Bernardt y Eleonora Duse en esa ciudad. Dos formas de hacer teatro. Dos formas de ver la vida. Dos mujeres.
¿Realmente se encontraron en París? ¿Realmente fueron rivales? El mito de una pelea signó la relación entre ellas. Pero nadie nunca pudo asegurar si el encuentro fue cierto.
"Despedida en París" nos acerca a esa rivalidad y a ese mito.
Protagonizado por Fernanda Mistral (en el rol de Sarah) y Stella Matute (en el rol de Eleonora), el espectáculo escrito y dirigido por Raúl Brambilla ya tiene fecha de estreno. El 9 de mayo subirá a escena en una de las salas del Teatro La Comedia y ofrecerá sus funciones de viernes a domingo. El equipo se completa con Cecilia Carini en vestuario y ambientación y Ailin Gutiérrez en la asistencia de dirección y producción.